Plan de tesorería: controla tu liquidez y registra sólo las operaciones que producen movimientos reales de dinero (cobros y pagos), y, consecuentemente analiza las ganancias que tiene frente a sus obligaciones de pago. Es decir, en este documento se ha de reflejar los ingresos y gastos, así como las previsiones a corto, a medio, y si fuera posible, a largo plazo.
Hacer un plan de tesorería por anticipado te permite buscar financiación cuando se tenga previsto que la liquidez sea escasa o, por el contrario, estudiar la colocación de los fondos generados cuando se produzca un exceso de liquidez.
ENTENDIENDO LA CAJA
Antes de nada, queremos aclarar un concepto: tener beneficios no significa tener liquidez. Sí, has leído bien. Es compatible no tener liquidez con tener un beneficio elevado. Estos problemas pueden venir derivados de problemas en el cobro, plazos de pago mal negociados… Estas circunstancias hacen que no tengamos la tesorería en orden, ya que no tendremos caja. También puede ser que la empresa, a pesar de ser rentable, esté teniendo un nivel de inversión muy elevado, quemando más caja de la que se puede permitir en ese momento.
Por otro lado, una de las premisas para hacer un buen plan de tesorería es conocer bien tu compañía. Es por eso que recomendamos tomar notas mes a mes durante el primer año, y trimestrales más adelante, para ir perfeccionando el conocimiento del comportamiento de la caja. Otro punto muy importante es, no sólo tener en cuenta los gastos actuales, sino el ir perfilando con margen los futuros gastos o inversiones adicionales que se prevean tener y que aumenten la quema de caja.
PLAN DE TESORERÍA
En primer lugar, un plan de tesorería es un documento que parte de la previsión del comportamiento de la caja, es decir, prevé los cobros y los pagos de la empresa. Una aclaración a hacer es que tanto los pagos como los cobros en el plan de tesorería han de contemplar los importes con el IVA incluido, aportando un extra de ingreso momentáneo. De la misma manera, en el futuro deberemos tener en cuenta salidas o entradas de caja dependiendo del tipo de negocio y de si nos sale más IVA soportado que repercutido (IVA a recibir) o viceversa (IVA a pagar).
Y, como bien hemos dicho, funciona de manera muy simple. Consiste en que en cada período determinado se estimen los cobros que se van a conseguir, los pagos que se van ha hacer y la diferencia da un saldo final que es el punto de partida de la tesorería para el período siguiente.
La clave en la correcta gestión de la caja es un equilibrio. Si bien cuando los pagos superan los cobros, y eso hace que crean situaciones de tensión en la caja por no poder hacer frente a estos. Estos puntos críticos de tesorería son los que queremos evitar con esta planificación. Además, si sucede el caso contrario, que nuestros cobros son mayores que nuestros pagos podemos pensar que estamos una situación muy simple de gestionar, pero no es del todo cierto. Hemos de encontrar un equilibrio para evitar tener un exceso de caja, ya que está situación puede hacer reducir la rentabilidad de la empresa, ya que no estamos siendo del todo eficientes colocando nuestro capital disponible para invertir.
Como hemos comentado anteriormente, tener una buena liquidez es un punto clave de todos los negocios, y por ese motivo requiere una atención especial. Es importante entender que las finanzas no hacen la empresa, pero sin un adecuado control de esta puede destruirla. Por lo tanto, tener un buen plan de tesorería es vital para tener una buena salud financiera.
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